Las escuelas de padres tienen el objetivo de contribuir a
la capacitación pedagógica de la familia, a elevar su nivel de cultura
psicológica y pedagógica, a prestar ayuda concreta en los distintos aspectos de
la educación de sus niños.
El hecho de que la organización de las escuelas de padres
supone el debate y la reflexión de un tema previamente acordado entre padres y
educadoras, posibilita y exige la participación de las familias que exponen sus
dudas, opiniones, intercambian sus experiencias, sugerencias y consejos y,
llegan a conclusiones e inclusive, a tomar acuerdos acerca de conductas y
estilos a seguir sobre una actuación o problema específico. La formación
educativa de las escuelas de padres, su carácter participativo – interactivo,
otorga a esta forma organizativa de educación familiar magníficas posibilidades
de cumplir con los propósitos que se plantea: contribuir a la concientización y
su preparación para que realicen una educación más científica de sus hijos.
Existen múltiples modalidades de educación de padres,
como son los días de puertas abiertas, las charlas, las consultas por grupos,
los murales de información, buzones de información y sugerencias, entre otras.
Todas estas formas de organización se apoyan con
materiales didácticos y audiovisuales en su realización, así como con
demostraciones con los niños que permitan hacer bien evidente a los padres los
mensajes educativos que se orientan.
Se ha extendido mucho utilizar en las escuelas de padres
técnicas de dinámica centradas en el grupo, denominadas en la actualidad
técnicas participativas, con las cuales es el propio grupo el que se va
cohesionando en torno a las tareas planteadas, y quien lleva a cabo una
experiencia de verdadero aprendizaje colectivo. Los problemas que se discutan
en la vida familiar, las interrelaciones que se crean entre los padres durante
su análisis, los conceptos a los que se arriban, son eminentemente una creación
grupal de los padres y no una elaboración tecnicista que los pedagogos u otros
especialistas traten de trasladarles o inculcarles.
Estas técnicas abarcan entre otras las de animación o
caldeamiento, que permiten crear el clima psicológico adecuado para adentrarse
en los temas escogidos; las específicas de exploración de las ideas y opiniones
que traen los padres; así como las de análisis y profundización en los
problemas identificados. En distintos momentos de las sesiones de padres se
utilizan técnicas que permiten evaluar el estado de ánimo, interés y
comprensión; así como las que posibilitan graficar el conjunto de opiniones
existentes o el curso de las ideas en debate.
Al generalizar las mejores experiencias de estas sesiones
de padres se concluye que pueden operar como grupo de discusión de la manera
siguiente:
1.
Se extraen las necesidades desde el propio
grupo de padres, no se imponen por orientadores externos a la institución
infantil. En algunos centros, de haber pedagogos y psicólogos, son ellos los
que encuestan previamente estas necesidades, o se basan en sugerencias
recogidas por un buzón u otro procedimiento.
2.
Los grandes eventos normativos del
crecimiento de la familia siempre aparecen en un buen programa anual de
escuelas de padres. Con el tiempo el centro infantil encuentra irregularidades
que se repiten en cada curso, aunque las nuevas generaciones de padres maticen
a su manera algunos problemas de la vida familiar.
3.
Lo esencial es invitar a los padres a
proponer sus necesidades, y a proponer en un análisis colectivo el programa
anual que desean desarrollar. Para ello se pueden utilizar diversos
procedimientos y técnicas participativas.
De acuerdo con la experiencia una sesión típica de esta
actividad transcurre por varios momentos:
- Se requiere un tiempo inicial para conocerse o
reconocerse entre los participantes. Este momento toma en cuenta los
sentimientos que estos traen a la sesión, lo que conforma el clima
emocional del grupo.
- A continuación, y enlazado con lo anterior, hace
falta el caldeamiento emocional, es decir, la creación de una
predisposición positiva para adentrarse en el tema. No se trata de
cualquier actividad para perder las inhibiciones, sino de aquellas que
asocien estados emocionales y vivencias individuales con el espacio grupal
creado, y más específicamente con el tema que se va a tratar.
- Eso da paso a la introducción del contenido de la
sesión. Hay muchas formas de introducir el tema, pero es útil partir de
las vivencias de los miembros, y evocar algunas de ellas en el grupo, de
tal manera que se pueda trabajar con lo que todos han presenciado. Esta
etapa de proyección de vivencias personales permite además, explorar por
donde van las inquietudes de los participantes.
- El momento más productivo de la sesión consiste en
el análisis del asunto evocado, para lo que se emplean variadísimas
técnicas que comúnmente requieren la formación de subgrupos, la graficación
de las ideas producidas por esos equipos, así como diversas formas de
integración con vista a concluir el análisis. Si se sigue una orientación
basada en el psicodrama, se ensaya la modificación de errores mediante
diversas técnicas y el análisis da lugar a la construcción dramática de
nuevas vivencias reestructuradoras.
- Es necesario que la sesión no termine sin estas
vivencias positivas y que contribuyen a la formación de planes futuros.
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